Se aplicó, el conjuro de los terrores.
Querías verme sufriendo?
Pues muérdeme hasta perder sangre,
Que de sangre me has enseñado.
Estoy listo pero incierto al dolor.
Déjame respirarlo.
Ya me había fugado
De este sacrificio.
Sonriendo hacia afuera,
Largo tiempo de jactancia.
No mentí sobre mi calma,
Sí de su duración.
Casi me extiendo hasta los témpanos,
De las puntas del mundo.
Querías perderme en el silencio,
Pero el conjuro me reclama,
Y perderé sangre.
Pues de sangre me has enseñado.
El cielo se amplió.
Replegándome a kilómetros,
Para esconderme a escribir
Con todas las hojas
Que ahora me cortan los dedos.
El cielo se abrió para verme llorar.