La última de mis amantes,
Fue tal vez la más que quise
Porque sentía su luz en toditos mis desvelos
Y se besaba conmigo, bajo las nubes y el cielo.
Yo nunca podré olvidarla,
Eso se me hará imposible,
Porque soy hombre sincero,
Y ama cuando lo vive.
Mi corazón nunca engaña,
Por eso no es pecador;
Y si he pecado en la vida,
Es tan sólo por su amor.
La última de mis amantes,
Fue aquella que se marchó,
Dejándome entre nostalgia,
Por la culpa de su adiós.
Quedó sin ella mi alma sutilmente lacerada,
Porque su ausencia es un grito, que me ha robado la calma,
Y al no tener en mi vida, a la última de mis amantes;
Ya se perdieron también, las noches de luna menguante.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita