"No puedo negar que un sentimiento/ dentro de mí crece y crece,/ que mientras más deseos siento,/ más al amor se parece".
Ocultos, que nadie por ahí nos vea,
amémonos a nuestro modo, como sea
y será el sello nuestro el que impongamos.
Que de la puerta al amor ambos tengamos llaves,
que entendamos de nuestro idioma las claves
para descifrar así cuánto nos amamos.
En camuflaje total, que nada de esto se note,
aunque tu corazón se acelere y el mío explote,
que haya siempre entre ambos un silencio aparente.
Palabras de amor en el aire nuestro flotando,
“quiero estar contigo” van ellas gritando
en ambiente de gritos que parece ser silente.
Ocultos pero a la vez, a la vista de todos,
igual lo que nos digamos, de muchos modos
por vías secretas llegará a su destino.
No hay manera de que uno de los dos escape, huya
y una boca que sin duda será la tuya
recibirá un beso mío al final del camino.
Ocultos, pero no son manos debajo de una mesa,
son tácticas para expresar un sentir que empieza
a tomar la forma de un deseo ya incontenible...
se siente en el aire el olor de una fantasía,
de un sueño que tal vez hasta débil parecía
y ahora tiene bases y se hace indestructible.
Ocultos sí, pero nunca, nunca por vergüenza,
porque hay una honestidad auténtica, inmensa
entre lo que se siente y lo que se manifiesta.
Tanto valor para atrevernos ahora tenemos,
que decirnos a nuestro modo cuánto nos queremos
se convierte en algo que poco nos cuesta.
Lo decimos, lo gritamos, lo damos a entender,
que hay deseos naciendo y existe un querer
que no lo congela ni el frío de mil inviernos.
Momentos sin una queja, sin al menos un reproche,
a distancia pero capaces de alargar la noche
y ocultos, para que se nos hagan eternos.