Sara (Bar literario)

Vértebra quince

 

 

No me quedan máscaras en esta noche ciega

No hay hijos culpables del parto poético

No…

y esto, apenas empieza a incumbirnos.

Diagnosticar la noche en el senil fragmento

                                                           del     

                                                           silencio

Nos  ha hecho morir un poco más que de costumbre

Una muerte acoplada al olvido de un cuerpo

Un olvido que se consuela en la tonada del recuerdo.

 

Iba a ser un poema de amor

Se lo dije al momento que tenía tu plataforma de besos

Pero la vida es un tatuaje en la soledad del muerto.

Antes de romper mi pecho en el verso

Tú ya me estabas rompiendo.

 

Para qué quiero

Para qué necesito un pretexto.

No, una necesita ser abstraída del presagio

Y sus múltiples humoradas:

Una tiene el beso ardiendo en el alma

La otra arde, quema el silencio y al amor lo entierra,

En su fatua tiniebla, en su enfermedad reunida

Alrededor de la vértebra quince y su constelada melancolía.

 

No me quedan máscaras para hacer del silencio                                                                    

la cárcel del amor

                  anunciado al desvelo.