Silente en el murmullo se encontraba,
con mente enmarañada ¡sin sentido!
aquél en sí... no había comprendido
que en el cruel laberinto él, allí estaba.
Aquél en sí... aún no había aprendido
que el fuego interno en su interior llamaba,
y entre suspiro y respiro le daba
lo que nunca antes había entendido.
En ese devenir de la existencia,
lo finito en lo infinito... él buscaba,
era su realidad de toda esencia.
Sin ser ningún erudito pensaba:
si la esencia precede a la existencia
¿donde quedas tu existencia? ¿sin nada?
Hugo Blair M.
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