Sucede hoy en ese espacio del gran amigo
Ese árbol que se amañò cierta vez conmigo
Y que sabía de palabras y secretos,
Donde también divisé algún pelado necio escondido.
Hoy han vuelto esos recuerdos…
Una enredadera que parecía tener alas
Unos frutos jugosos de los que me deleitaba
Y esa razón de ver tus ojos siempre;
Como un negro tan negro, que de noche te quedabas.
El arenal donde alguna vez una rosada víbora
Y el canto de un pequeño pajarito –eso creía-
Cuando en realidad devoraba una pequeña rana
¡Qué duro fue!... la muerte es una elegía
Siempre con dolor te atrapa y marcha
Quedando esa esperanza de mañana para nosotros.
Vienen los recuerdos como las aves de otros sitios
Como las garzas blancas, y las gaviotas navegantes;
Como los cirios encendidos de los ojos,
Que se quedaron viendo un tiempo congelado
Y una tristeza de no verlos de nuevo.
Hoy sucede que estoy recordando
¿Por qué aquélla hermosa cayena estuvo ahí?
Las gallinas blancas de patitas esponjosas
Que corretean hoy por mi mente, con la misma alegría
Detrás de un grillo saltarín…
Hay detalles… tan pequeños que se quedan por siempre
Un árbol donde un amigo se mecía desnudo;
El recuerdo de sus trapos viejos arrullando el tronco de guayabo
Y el negro… pobre negro que nadie veía sino su sexo
Nadie detalló cuando se quedó viendo al ocaso
Y yo ahí… congelada en ese segundo que hoy regresa.
¡Qué cosa rara los recuerdos…!
Qué vaina extraña el querer correr sin saber a donde
Pero hoy estoy con los pequeños detalles;
Con esas heridas una tras otra, y el puñal encendido en llamas
Con esos otros ojos desviados viendo los míos
Cuando el tren de mañana hizo una estación,
Y se quedó el hedor extraño, como una sinfonía de violín
Grabada en mi mente.
Hoy… los pequeños detalles regresaron…
Regresó la noche de la luna y las promesas;
Y ahí pegada de tu pecho limpio y sin heridas,
Recitando cierto trozo de poema a un cielo azulado,
A unas estrellas que no quisieron marchar
Y que cada noche están ahí para recordarlo.
Y es que a ratos… sólo a ratos cuando vagamos en el tiempo
Ciertos detalles se quedan con nosotros;
Me atuve a recordar una puerta, las carreras de nuevo
Cuando el fisgón condenaba mis labios en los tuyos,
Y volvió pecado nuestro amor.
Y se quedó como una mariposa en el ámbar mi amor
Atrapado en el tiempo sin poder salir, sin volar…
Con éste vicio que tengo de querer siempre llorar
Y en mi cárcel, como una seda oculta que se enrosca sobre sí;
Tal vez mañana recuerde, cuando fue la última vez
Que me dijiste que el amor era una sombra pasajera;
Era una promesa perdida en otras enaguas, y otros ojos,
Tan cambiante como las primaveras y las estaciones…
Pero el vicio de volver inviernos todos mis recuerdos
Me ha dejado prendida de una rama,
De una violeta triste y apagada que sólo desea perfumar,
olvidando de ayer tus negros ojos
Y esas manos… tus manos que cubren mis ojos en otro tiempo
Enredando todos mis sueños en ese corazón extraño
Que me dejó vagando en los recuerdos.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 9/13