Si doblegar mi espíritu deseas, la fórmula infalible perfecta.
Atraerás mis neuronas primero para seducir mi corazón después.
Contrario reflejo de amor, jamás cederá de un buen sexo querer.
Te quiero como quiere el diablo a sus almas.
Como al chivo que se engorda para después sacrificar.
Como chivo expiatorio en que reposan tus pecados.
O simplemente como a un chivo o como ninguna de las tres.
Extraña forma de querer tiene el diablo a los suyos.
Como aquel que hace un favor para luego cobrarlo.
No es para mí tu amor un favor sino deseo bizarro.
Eres mi demonio mujer hecha carne, alas y hueso.
La hermosa creación del infierno de mis besos.
Cobrado o no el favor, misericordia hecha está.
El dueño derecho tiene a cobrar lo suyo.
Y si mi favor eres tú, yo reclamo tu alma y tus besos.
Tu alma reclamo para amar o dar en sacrificio.
Pues el dueño derecho tiene a cobrar lo suyo.
Si no se reclama, perdido está el derecho.
Tu alma, tus besos y tu carne le pertenecen al dueño.
El dueño no es solo uno sino aquel que se sirve de ellos.
En hora buena mujer, bésame ya, besa ya el cielo.
Hurta mi corazón. Sacrifica mi pecho.
Y libera tu pecho. Libera ya tu alma, tu carne y tus besos.
Y solo así te liberaras de mis besos.
Y de ser solo yo el único diablo y dueño,
de tu alma, tu carne y tus besos.
Y del trono mío que he puesto en tu pecho.
O mi corazón que destrona la libertad de tus besos.