Y el amor que muere, renace en otros labios; de fuego, de hielo; uno labios locos, fugaces y calidos y solo la noche es testiga de aquella pasion que se extingue y de aquella que suavecito se revela ante el corazon con miradas escondidas, con romance de terciopelo con alma de chispa; con unos labios echos de grana, pintados de atardecer, que si nacen en la noche al mediodia se transforman en vida, que si mueren renacen en fuego cual ave fenix siempre renaceran de sus cenizas.