Nathan Cald

Falta Algo...

¡Soledad! tú, maldita y necesaria
arrogancia de los condenados.
Es una lista más de frecuentes sucesos execrables
que obedecen solo al clamor de su amo,
no obstante cuando llega la noche y subyuga la ciudad
el divino marqués danza en lujuria y captura su vigor
corroe y mutila al bastardo que ilumino su oscuro rostro
desgarra el pecho nauseabundo de su quijotesco resplandor
alcanza a mirar en lo profundo de su pecho
e intenta introducir su mano para robar su alma
acechado por la oscuridad y violentado por su sucio encanto.

 

Cierro mi mente y vuelvo a este mundo cada ves mas real,
y solo al gritar, se quiebra la ilusion de inercia
esto ha acabado con la alegría surrealista de un inerte soñador
que no contento con tenerlo todo, vive en un mundo
donde le hace falta algo...