¿Me prestas un diccionario?
Es que desde que te vi, me he quedado sin palabras.
Por el bien de la comunicación ¿me prestarías?
Pero préstame uno nuevo,
actualizado; uno que describa perfectamente, si se puede,
tu naturaleza exacta y total de puta.
Sí, de puta.
Ayer por ejemplo, me he molestado mucho contigo
cuando aterrizaste sobre la carne podrida de los policías
que hicieron mal su trabajo contra una manifestación social
que protestaba la falta de comida y no sé qué
-aparentemente-. Estos
(los policías), palearon a los manifestantes,
a los peatones distraídos, a las palomas,
a toda la plaza pública
injustamente. Pero vos, la muy zorra,
comerciaste el suceso con los abanderados lobos
equitativamente tu parte
¿y yo? ¿y yo?
Por el bien de la comunicación, quisiera un diccionario que me prestes.
O, ¿cómo describiría, o clasificaría, en una o dos palabras esenciales
esa tendencia absoluta -realmente- tuya de ser puta, sin ser grosero?
Yo, que me deslomo, que trabajo noche y día
para que no te falte ningún mísero autorretrato, ninguna casa, el 911,
ningún juzgado en donde ir a rezar,
ningún juguete, la hora exacta
¿y me pagas así? ¿a mí?
NO,
esto es realmente injusto. En primer lugar, por no tener un diccionario a mano
para poder defenderme;
y en segundo lugar, por no mandarte bien bien a la mierda hace tiempo.
(Cuando veas este poema mándame el diccionario por favor
(te necesito)).