Verla en estos días sin consuelo
se vuelve la cura para mis males.
Toma significado el tiempo,
cantan las horas,
pintan los minutos.
Lo que antes me torturaba, el tiempo,
se volvió mi ambición, junto a ella.
¿Porqué? ¿Qué dio a luz tal adicción?
Quizás no fue un algo,
ni siquiera el sentirse acompañado,
sino ella.
Verla a ella es llegar a casa
con la profunda necesidad
de escribir.
Y en eso consiste mi adicción.
Adicción a Gabriela que aun conservo.
Adicción de ella, por ella.
No es siquiera el tener una mano de que tomarse,
un hombro en que reposar.
No es siquiera la cotidiana búsqueda de amor
en las comunes miradas y abrazos.
Repito, reitero, es verla a ella.
Es, sigue siendo y sera ver a Gabriela