¡Que se nos van los poetas!
¡Que se nos van!
Poco a poco, se van yendo
con su maleta de versos,
buscando nuevos caminos
o retornando a los viejos.
Y en ese tren de los sueños
van buscando su destino
-humo blanco o humo negro-
como cónclave de obispos,
esperando la fumata
que haga su verbo divino.
Ay, poeta, que te marchas
y dejas tantos amigos…
que te leen y comentan
y te nombran favorito,
porque les llegas al alma
con lo que dejas escrito.
Yo no entiendo que te vayas,
pero sigue tu camino,
que al ser poeta tu cargas
con vestidos peregrinos,
deambulando palabras,
por esos valles perdidos,
donde las musas te llaman,
sin dejar de ser anónimo.
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