Veo el tren, pasar a lo lejos,
mientras me tomó
una taza de té.
Sentado en la banca
de entrada a mi casa,
recuerdo vivencias
que dañaron mi infancia.
Escenas plasmadas
en mi cuerpo desnudo,
en pleno invierno
junto al temporal.
Marcada con sangre
y espinas de oro
que hicieron estragos al final
de las sendas.