Dormido estoy, estoy dormido,
parezco, mas no lo estoy,
es tan sólo mi apariencia,
por dentro de mi ser bullen
ansias de amores ensoñados,
rencores de amores arrancados.
A soslayo de mi adentro,
mis aconchados párpados
tan sólo son cortinas
de traslúcida textura,
que no opacan la clarencia
que de mi ser se transparenta.
Vencido estoy, estoy vencido
parezco, mas no lo estoy,
mi brazo caído cual la esfinge,
el afilado acero ya no empuña,
pero en la lucha nunca ha cesado
y aunque cansado, no desmaya.
En mi pecho, aún despacio late
un corazón, de coraje henchido,
que aún herido, no se acobarda
y la cerviz jamás ha de doblar,
porque hay una flama que arde
en su interior y no se lo permite.