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VERSOS CLANDESTINOS.

 

“La luna nueva

ella también la mira

desde otro puerto”      (Jorge Luis Borges)

 

Sin un solo documento, 

viajando de polizones sobre nubes,

sin máscara de oxígeno ni flor en la solapa.

 

Escurridizos,

esquivando aduanas y uniformes,

siguiendo el aroma de una piel  recién lavada.

 

Declaradamente clandestinos,

ilegales,

se esconden en los bosques para verle

y  se dejan atrapar, sin resistencia,

por las notas de un violín entre  jazmines.

 

Suben a su árbol preferido y se dejan caer en el ensueño

de encontrarle y ser, de encontrarle y estar.

( dulcemente adormecidos en sus brazos)

 

Entonces se despiertan y retornan

a su nido, cual pájaro hambriento y mal herido,

conscientes  de  su perceptible ilicitud

enamorada.

 

Volarán asidos de un rayo de la luna

y dormirán en una gota de rocío,

cobijados por  el manto azul de las estrellas

y el nocturno arrullar de las torcazas.

 

Volverán a internarse en ese sueño

persistente,

inmaculado,

inasible,

que se escapa hacia las nieblas

de tristeza y ostracismo,

sin los ecos de campanas eclipsadas.

 

 Sacudirán al alba sus nostalgias

y cantarán a la vida nuevamente

deshaciendo las fronteras que separan

su propia lágrima del brillo de sus ojos,

al renacer como luz de primavera

reflejados en la risa de una niña.

 

Y serán, es lo que pienso, eternamente clandestinos.

 

 

Derechos reservados por Ruben Maldonado.