Bailando en los inicios (comenzar a decirte),
te escribo para no ser silencio en tu corazón,
definirme me lleva lo que un milagro reviste
no por lo imposible sino por lograr del amor
el reflejo mas intacto de unos ojos sublimes
(los tuyos, que me catapultan hablar de Dios);
ya ha pasado un tiempo y es razón que existe
la consagrada belleza de vivir en tu bendición.