El príncipe Robert
es un encanto,
le regaló una rosa
y se enamoró tanto
que subió y subió
una escalera,
entre enredaderas
y mariposas...
Manó un rosal para
regalarle la más
bella flor y
hacerle un ropaje
nuevo que cubriera
su rostro...
La pobre de tanto
sufrir que ya ni
al espejo se miraba...
-Ahí va, ahí viene-
decían otros.
Mas la verdad de
esta rosa que
quedó mustia
esperando que
deshojaran la
margarita....
Y mientras esperaba
buscó un arcón donde
seguir tejiendo nuevas
ilusiones, nuevos placeres
y se la ve muy contenta
últimamente...