No se perdieron,
sólo se esconden los años.
Dentro de un pozo cayeron,
el pozo de la memoria.
Un mismo cubo desciende al pozo,
el cubo es cada ahora.
Cualquier ahora puede llenarse,
(voluntaria o traidoramente),
con el agua de dicho pozo.
Agua que nos saluda.
Agua siempre presente.
Agua: recuerdos;
recuerdos que saben a más que a razones y mente.
Agua: experiencias,
enseñanzas leídas y escuchadas.
Personas que se acercaron,
(de esas algunas todavía quedan).
Un sinfín de sucesos...
cada uno de ellos con su varita.
Cuando atiendo al pozo de él surgen;
exclamaciones, sorpresas.
La educación con un globo terráqueo.
La ficción, el aleteo de ensoñaciones,
con sus nuevos planetas.
Una cultura rebozada en otras culturas.
La ofuscación, los arrebatos.
La oxigenación y la paciencia.
La comprensión y el desconocimiento
... ¡y hasta las dudas!...
y hasta las respuestas que ni fui anteriormente a buscar.
Son agua mis recuerdos,
se filtran por todas las rendijas
que asoman siendo los días.
Agua cual reposa dentro de un pozo.
Aguas que resguardan como idóneo refugio;
a tantos sonidos ya veteranos,
y a tantas visiones ya ancianas,
a todo lo que les cabe, que es mucho,
de lo otrora e importante sentido.
Pozo: cobijo.
Agua: un lecho
compuesto,
por hojas secas que crujen,
y los aromas que refluyen
con flores pasadas.
318-omu G.S. (Bcn-2013)