Las manos algo cansadas
por tantos años de trabajo
estan bastante ajadas
de los tiempos que han pasado.
Se vuelven los dedos tiesos,
perdiendoo su formatura
con esas manos tersas
en su juventud madura.
Sirvieron para caricias
ágiles y con amor,
así con mucho candor
sintieron estar en el cielo,
ahora como consuelo
solo recuerdan cansada.
Tantas delicias hubieron
en esas felices jornadas.
Fueron las del alfarero
convirtiendo el barro en,
vasos para la sed
que tenía el hombre aquel,
llegado hasta el portal
por esa suerte casual
del hombre en su querer
Míralo bien mujer
agotado y sin brillo
de esos azules ojo
que fueron candil prendido
ya que van apagando
su color y su mirada
esa que solo ve
sus pensamientos guardados,
así el hombre agotado
miraba sus manos blancas.