¡Ay campesino!
Campesino, tú que tanto madrugas
para cumplir tu faena honrosa,
vas coleccionando orugas
y se te vuelven mariposas.
Siembras con afán tus semillas,
alegre y muy esperanzado,
y entonces cuando germinan
se las va comiendo el gusano.
Con tu escardillo y tu machete
vas sacando la mala hierba
y entonces cuando la lluvia arrecie
arrastrará con furia tu noble siembra.
Y con lo poco que has salvado
después de tan grande esfuerzo
la gente allá en el mercado
se niegan a pagarte completo.
Buscas luego renovar esperanzas
añorando consuelo en tu mujer
y la traidora usurpando tu cama
también ha decidido serte infiel.
¡Ay campesino pobre de ti
ya nada más puede pasarte…
Olvida estos versos que escribí
que la vida pronto va a premiarte.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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