Cada camino que tomo
me lleva a ti mi amor,
cada sonido deletrea tu nombre,
hay una voz oceánica que me dice
en un coloquio nocturno,
de como te araña el pecho la distancia,
cuando las horas
se reúnen en tu almohada,
insomnes, largas,
y es mi recuerdo quien se sienta
al borde de tu cama,
trepa el andamio de tu espalda,
mientras bosteza la noche
esa canción de amor que compartimos.
Hay un puñal cobarde
cauterizando tus labios,
para que no me nombres,
el tiempo ha cerrado las ventanas
que daban al sol,
en tu mente fue ayer cuando me amabas,
pero el beso de mi boca esta vez
no llegará a rescatarte,
a élla le dirás , querida
ocultando de sus ojos
con una mirada infiel,
lo que sólo yo conozco
de tus jóvenes misterios.
El ruiseñor de tu risa
ha parido algunas lágrimas
y es esa lluvia de marzo
la que inunda mis portales,
así también te quiero yo, amor,
perdida de celos,
escondiendo tu nombre en mis poemas.
Espero calladamente
muerdo las dudas y quiebro el llanto
¡ inmoladas cigarras !
quizás algún día me devolverá la risa
el canto de tus aguas,
viejo océano compañero,
abriré todas mis ventanas
tal vez la luna baje para mi
un verso nuevo esta madrugada.
Alejandrina.