Carreteras que en pasto recorren un dedo que perdido sabe tanto o más que un milímetro de sustancia extraña de sabiduría literaria.
Ni piedra ni gelatina la cercanía que nos limita las manos contra iguales del mismo lado de diferentes brazos en la misma persona que no es una.
Y es que uno no mira si no pequeñeces comunes, las más hermosas pequeñeces que hay...