Jose Luis Santiago

PARA RUBEN DARIO

Las alondras te dieron trinos

Quevedo vino, capa y espada

y Francisco de Asís su mimo

la espada de Clara

esa hermandad inmaculada

con la luna el sol y los chiquillos

 

¡ Que se levante el sol de oriente !

¡ Que ruga la ártica helada !

y que se fecunden los vientres

con tus divinas mermeladas

llenas de pequeñas simientes

tan exiguas como la mostaza

y como la mostaza, tan clementes

 

la carne siempre nos miente

y la estrella nos da su brillo

y bien dices tu, dudas nos da la mente

y el olvido nos da el abismo

como Cristo vida y luz eternamente

 

circundas los continentes

con la voz enamorada

de un príncipe valiente

que la palabra la hace espada

y el corazón ariete

 

rojos se me ponen los mofletes

que yo sin ti, soy menos que nada

soy cáscara de tus cacahuetes

y de tus patatas, mondas peladas

que ni a los gusanos les apetece

 

cada vez que te leo

me meneo, abro los ojos

y sin pensar, ¡ Vuelo !

envuelto de despojos

con tus anhelos

 

mi laúd te dará más

no por capricho y antojo

será cuando vuelva a pastar

en tus prados y tus abrojos

bajo tu azul celestial

 

bordaras tú este final

que yo con los pies en el suelo

no me atrevo a rematar

que sean diez de tus versos

del poema que al poeta le das:

 

" El vate, en su vida ansiosa

¡ ay,! nace entre desconsuelos

si nace larva asquerosa

ya le veréis mariposa

como se sube a los cielos

 

al ver la mundana guerra

bota el terrenal capuz

huye presto de la tierra

y allá se envuelve y se encierra

en los pliegues de la luz "