Donde escribir, sin que nadie me juzgue,
sin que el viento me roce
y sin que la luz, excite mis
sentidos dormitados.
Donde llorar, sin que nadie me juzgue,
sin que nadie me vea
y sin que tus manos sequen
mi llanto.
Donde soñar, sin que nadie me juzgue,
sin que nadie me vea
y sin que tu memoria me
haga soñar.