Mar (Bar Literario)

Un recuerdo pasajero

Tendría unos 8 años. Una noche me quedé despierta hasta tarde. La casa estaba en completo silencio y se hacía fácil mantener un largo hilo de reflexiones. Cogí un lápiz y un papel, y escribí:

 

Cuando pensamos estamos conversando con nosotros mismos.

Las sombras caminan de noche por la ciudad.

El silencio está triste.

 

Al día siguiente me quedé a comer en casa de mi abuela. Tenía el papel doblado y guardado en el bolsillo. Se lo enseñé a una prima de la misma edad que yo. Lo leyó, se rió y me lo arrugó. Me quedé llorando allí y ella se fue a su casa. Cuando mi tía me vio llorar, se acercó y le conté lo que había pasado. Le enseñé el papel arrugado. Ella lo leyó, sacó un bolígrafo de su bolso y me corrigió tres faltas de ortografía. Me dijo que tuviera más cuidado de eso y se fue a la cocina a fumarse un cigarrillo. Pasaron siete años para que quisiera volver a coger un papel y escribir algo solo por sentirlo.