¡Ay!, madre yo que la amé entera
El día en que amanezco,
el canto, un destello del plumaje,
el nido, un reposo entre sus alas,
quién le habrá dado cuerdas,
el día con manos doradas
o la noche con manos de perlas,
las olas en su vaivén llevan
una alma entre sus brazos
y sentimientos a las sirenas,
momentos que nublan el cuerpo
y luego relampaguea.
¡Ay madre!, yo que la amé entera.
Del botón a la blusa,
desde el camino en que viniera
con sus grandes ojos de alba,
su boca entreabierta,
como un animal estático
que ladra en la caverna,
se arrugaba la noche en la piel del horario
cuando volaban al horizonte todos sus pájaros,
ella trajo la noche en su envoltura de seda,
su corpiño fue al ojo entrada a la madriguera,
un joyero mirando la perfección de la prenda.
¡Ay madre!, yo que la amé entera.
Qué pesado es el mundo, qué pesadas sus riendas,
cuántas cosas se arrojan de la noche hacia afuera
un jinete dormido, el corpiño y la seda,
los caminos errantes, lo de león y de fiera
los ojos abiertos, la boca cerrada,
el luto reciente y la correa borracha.
¡Ay madre!, yo que la amé entera.
Qué lindo cantaba el pájaro,
quién le habrá dado cuerdas,
el día con manos doradas
o la noche con manos de perlas,
días que nublan el cuerpo
y luego relampaguea.
¡Ay madre!, yo que la amé entera.
AUTOR FRANCISCO ROMAN LIBRO MUJER Y PATRIA
EDITORA CBH BOOKS