Quédate y no te alejes de mi vida,
Que un misterio tan divino solo proviene de nuestra amistad que renacía,
Quédate y no te alejes de mí ser,
Que el silencio de mis palabras sea interpretado por mis abrazos y querer…
Mira a cada instante mis ojos que renacen,
Y veras que todo es cierto cuando digo que esperancen,
Observa cada segundo como mis manos te seducían,
Y acariciaban la soledad que albergabas en tu felonía…
Mil historias has creado desde el fondo de mi vida,
Mil poemas dedicados y cada uno tienen tu sinfonía,
Deja que mis coplas admiren tu lealtad y rebeldía,
Deja que mis labios expresen que solo tú eres mi alegría…
Llegaste y abrigaste cada uno de mis días,
Llenaste cada escombro que aun me dolía,
Solías relatar aquellos cuentos para dormir y sollozar,
A tu lado y en tu regazo que son un sueño magistral…
Alimentaste cada segundo de mi vivir en tu estancia,
Mas lo único que esperaba era tu cálida y angelical mirada,
Escucharte era perfecto y culminaba cada sensación de estruendo,
Y las noches de mis sueños era precepto para ti en silencio…
Hoy amanecí con el deseo firme de continuar,
Con todas las ansias de querer poder nuevamente amar,
Y descubrir latentemente aquel amor que engaña hasta la muerte,
Por la dicha de tenerte muy cerca de mi presente…
Hoy amanecí con el deseo firme de no volver a llorar,
Encontrar tu caminar y enseñarte lo que es el andar,
Sollozar de alegría por tu amicalidad y desempeño,
Por ser aquel ángel que de mi existencia lo hizo algo eterno…