(Managua, 04 de mayo de 1988, Bar La Oficina)
Pretendí ser un Feurbach
considerándote una religión.
Pretendí quitarte lo divino
y hacerte mujer.
Después de ser un dios,
crearte una piel
que sintiera los deseos de otra piel...
Quise perfeccionarte
cuando sólo eras una categoría.
Y todo lo que pudiera pensar de ti era filosofía y no carne.
Amarte con un amor materialista.
Con un amor resultante de nuestras relaciones;
sin embargo, fuiste muy idónea
y te he retrotraído hasta aquí.
Y todavía no descifro tu piel
y retomas tu carácter divino.
Vuelves a ser religión,
vuelves a ser dios...
No pude comprobar mi tesis.