Enséñame el camino a tus fanales,
Muéstrame como puedo deshacerme…
Del miedo tan intenso de no darte…
Este amor tan sincero que tú quieres.
Dime como hago mi chiquilla,
Para darte en elipsis mis vocablos,
Para sorberte mí bien en maravillas…
Y en la decadencia afectuosa de mis manos.
Instrúyeme ovejita blanca y negra,
Como regar en tu faz mí llanto,
Para dormirme en la dulce espera,
De verte llegar, mientras te canto.
Háblame de cómo hacerte solo mía,
Y plasmar en tu cuerpo mi recuerdo,
Ahogarme en el mar de tu alegría,
Y en el soplo inesperado de tus sueños.
Ilústrame en el bullicio amada mía,
Y has que mi pecho hable en prosa,
Ya que el pasado desamor ya no dolía…
Cuando llegaste a mi vida presurosa.
Consúmeme como bella flor perlada,
Y desnuda mi alma en versos,
Con la suave brisa de tu mirada…
Y la sabia deliciosa de tus besos.
Y así… hazme lo que la vida quiera…
Naveguemos justos hasta nuestro puerto,
Que nació el momento que yo te viera…
Y no dejara de brillar así yo muera.
Eres el deseo más cálido que existiera…
Para denunciarme ante Dios, mi vera,
Vivamos unidos y sin cadenas,
Toma mi mano, dame la tuya, mi doncella…
Y seamos uno hasta que la lluvia cese,
Y el ruiseñor no cante sino de muerte…
Amémonos hasta que el cabello se nos cubra de nieve.