Ahora que miro mi vida
desde el presente sobrio,
y ahora que desfilan
las preguntas obligadas
sobre lo que he perdido,
lo que he arruinado
y lo que debo asimilar;
sólo se presenta una
disyuntiva:
¿Por qué me dejaste ir?
Nunca desee discutir
y menos tener la razón,
sólo quería estar a tu lado
porque una vez me preguntaste:
¿Me aceptas como soy?
y yo dije que sí.
Hace rato que dejé mi orgullo
no deseo tener la razón de nada
sólo quise quererte y amarte
y de eso no entendiste nada.
Hubiera aceptado mil culpas más
hubiera esperado por ti cien años
y hubiera dejato todo, aún mi oficio
por estar sólo contigo,
por que te amo y mi cariño es fiel
pero eso no me asegura ni tu amor
ni tu confianza.
Siempre habrá algo que yo haga mal.
Adios mi amor.