chrix

Te dibujo en mi silencio




Marioneta temblorosa mi lápiz,

queriendo como un dios prestado,

bosquejar de nuevo  el  génesis de tu mirada,

 que como cascada desprendida del labio de la montaña

se precipita mayestática hacia mis ojos.

Se levantan  tus pestañas en un huracán de grafito,

tu mirar es la bala que trayendo la pólvora de tu belleza,

impacta en mi pecho quemando la piel del alma.

Sucumbir...

Tu tez fina y de pálida constelaciones,

reposando europea sonrisa primaveral,

festonea en mi invierno los pétalos esclavizados

con bálsamos de tus flores.

Monda la piel de mi ansiedad

mostrando la pulpa del escondite que elegí,

y te pienso… y te leo.

Es como armar un rompecabezas sin tímpanos,

te armaré mil veces pero no puedo oírte,

no puedo con mis manos sentir la escalera de tus costillas,

ni el verdugo de la palabra que me mata con música

de tu voz.

Peregrino en la nicotina del humo que se hace mapa de olvido,

 y el alcohol esgrimido en la copa de silencio

 propone el letargo.

Entonces solo leo cada curva de mis trazos

que llenan de vida al blanco,

te dibujo en mi pensamiento y en la guerra a tu encuentro

es donde finalmente abatido caigo.