Placer
El hijo de Deseo
Quedó huérfano un día
Es decir
Deseo murió
O se convirtió en estrella.
Placer se quedó solo
Y erró sobre la tierra.
La falta de su padre
Lo llenó de inconsistencia.
Nunca pudo amar como debiera
Con un deseo permanente que lo sostuviera.
De ahí pasó a la contemplación
En un monasterio sin puertas.
Y de ahí a la mortificación
Por sus pecados de adolescencia.
Y de ahí a la elevación
Y de ahí a la nevera.
De ahí que su corazón
Se enfrió sobremanera.
De ahí que sus ojos blancos
No saben de cuerpos de cera
Que con calor se derriten
Y con frío se ausentan.
Placer que era un rufián
Se convirtió en una piedra.
Otra más del castillo
Que elevó su plegaria austera.
Y todos los peregrinos
A su paso lo veneran.