El reloj despertó
a mis madrugadas ,
a la orilla del alba,
donde tu
siempre estas
y descansas.
Me vestí de tus ojos
me los puse
en mi cara,
adorne
con tus manos
mis rosas
tempranas.
Descalza
sin tus pies
de agua,
resbale por la piel
de cada mañana
donde el sol de tu risa
roza mi alma.
Camine
con caricias
que me dabas,
entre los suspiros,
por las calles
olvidadas,
donde aun
tus huellas
en la tierra siguen
enredadas.
No te deje morir
en mi silencio,
ni en cada lágrima
que bajo
por mis sueños
como si nada.
Sigues siendo
mi trovador
de sentimientos
donde se balancean
tus huesos.
Me haces falta
aunque
en mi respiracion
tu siempre te allás
extendiendo
tu mar
hecho cielo
por cada luna
que se apaga.
Eres el mundo,
la palabra ,
cada misterio
con alas,
la brasa
que me queda
en cada lumbre
apagada.
Eres el verso
hecho metáfora,
el palpitar
de una llama,
la gloria
hecha de infierno
cuando te haces
distancia.
Ana@ocaña