Qué pocas cosas vivimos juntos
el tiempo tuvo complejo de inferioridad
fue un animal pequeño entre los dos.
Estas hecha de la más sublime madera
del más balsámico barro de tiesto
del agua más pura que discurre
por los manantiales ajenos del silencio:
llevo cruzando en brazos tu amor, amor
que recién ha nacido y ya está muriendo.
Escritos sobre tus manos mis poemas se ven mejor
de puro intrascendentes y escoria pasan a ser
la espuma que mi mar ayer dejó.
¡Mis poemas suenan mejor sobre tus ojos!
Ellos son los que más mueren si tú no estás
si no sabes de ellos, mueren íntegramente:
padecen el ocaso del verso, enmudecen sin tì.
Bien amada cuántas veces soñamos con crepúsculos
vivir bajo cualquier racimo del fruto
de esos que en tu tierra maduran al sol.
Te encontré en el umbral más humano de mi vida
y nada pudo ser, ni siquiera yo, ni siquiera tú,
¡ni tampoco el amor que nos hizo vivir!