Hay tardes, hay estaciones, fechas
Que no son patrias ni son nada,
En que parece que la vida se pudre
Como una esponja mojada.
De todos los temblores
Que no te conmovieron
Estará hecha la tarde.
Elegiré algún bello lugar
Cerca de aquella ventana,
Y recordar aquellos días,
En que de varias maneras ciertas cosas me pedias.
Me arrasarán como una horda
Los recuerdos
Y pensaré qué acorde disonante
De mi garganta herida
No logró convencerte,
Quién envenenó el río
Quién segó los retoños
Quién apagó la luz
Y dejo los cielos sin pájaros...
Ahora que hay más vida en el aire
Que en nosotros,
Desfilan otras tardes
En los ojos desiertos, con pupilas que engañan,
Otras tardes de viento de guitarras
De párpados y de espaldas.
Penumbra y maravilla.
Yo te recuerdo aquí donde me duele
Y recuerdo tus ojos encendidos
Donde florece el frío, donde comienzan tus cabellos,
Los que brotan como un rio.
No vendrás a la cita: es que mi pena
No alcanzó a ser palabra.
Esta esquina en el viento
Y el corazón latiendo entre dos alas,
Es sólo viento que me azota el alma.
Tu ausencia está pintada
En todos los paisajes
Y no estás en el mar ni en la montaña
Ni un cabello
Ni en el giro de tus manos,
Ni nadie que te nombre y me estremezca.
Y no estás en las calles ni en las plazas
Ni entre la muchedumbre
Ni en sueño, alucinado.
Una carta, una hilacha
Algún botón caído
Una fotografía,
El dejo de tu voz en esa máquina...
Y no estás y no estás,
Estoy acostumbrado y me da miedo
Que cada día que pasa
Me duela un poco menos.
Por eso vuelvo en esta tarde helada
A esta esquina
Esta esquina como una piedra amarga
En la saliva, a tomar un café….
Con tu fantasma.
JULIO CASATI