Cuando el esueño en las horas crepusculares
se va de mi, como olas en los mares,
y siento la nostalgia de un cuerpo en el vacío
y brumas que asechan con su lúgubre frío,
es entonces cuando me vuelvo pensativo,
veo el futuro como un antónimo de infancia,
y pequeña es la distancia
desde mi nacimiento hasta lo que llevo vivo.
Mas, no lloro, una lágrima no rueda de mis ojos,
aunque las horas crepusculares son los abrojos
que asechan en mi soledad,
Y la esperanza retorna al contemplar el arrebol
cuando la aurora, hija del soL
destrulle la oscuridaD.
Por ello nunca he encontrado la felicidad total
mi ser es como un imán que atrae el mal,
para luego repelerlo.
Y así estoy: aveces contento, a veces triste,
en mi alma hay una voz que me dici: no quisiste,
sólo volviste a hacerlo.