Ha llegado el otoño,
ya nada se puede hacer,
lo que antaño no podía
viene ahora a comprender.
Preguntas que se hacía,
hechos sin entender;
cómo de niño veía
el cotidiano acontecer.
Escaso su entendimiento
en su inocente niñez
era claro el sentimiento
y percibía la insensatez.
Ese entorno de incongruencia
donde el bien hasta hace el mal
fué dejando fuerte huella
profunda de insanidad.
Pero en su naturaleza
que le fué dada de allá
fortaleza interna tuvo
que le hizo perdonar.