He envejecido,
me digo a mis adentros,
mientras observo mi piel arrugada,
y mi espalda ya encorvada,
en el reflejo del agua.
Palmo las comisuras de mis labios,
pareciera como si hubiese sido ayer,
cuando las mismas,
se encurvaban sonriendo de regocijo y felicidad.
Hasta,
pareciera ayer,
cuando recibieron su primer beso,
cuando dijeron "Si quiero" en mi casamiento.
Aunque hoy,
ya muy lejos están de aquello
y sólo tengo,
la triste soledad del momento.
El tiempo pasa,
-pienso en silencio-
mientras miro las manecillas del reloj,
moviéndose al compás de mi corazón.
Me siento en mi cama,
melancólica,
dándome cuenta de que todo pareció suceder en un minúsculo momento.
Tras tomar una bocanada de aire,
decido acostarme,
y recuerdo,
solo recuerdo.
Me doy cuenta de que hoy vivo de la memoria,
la poca que me queda,
pero no tengo de que quejarme,
-me replico-
ya que mi vida fue plena.
Imágenes y más imágenes,
pasan por mi mente,
ninguna importante,
nada interesante.
Quizás,
-cavilo-.
no fui una persona feliz como yo pensaba,
pero al menos estoy segura de algo...
me estremecí toda la vida de una risa a carcajadas.
Valió la pena,
-pienso-,
y una lágrima derramo,
sobre mi gris saco viejo,
tan desgastado como mi pecho.
Me levanto de mi lecho,
me miro nuevamente en el reflejo,
y me doy cuenta,
que detrás de mi aspecto,
hay una fuente enorme de vida,
el agua,
que siempre me resultó,
sumamente sagrada.
me quedo observándola,
hasta que decido agregarle detergente,
y con un alambre circular,
comienzo a hacer burbujas enormes,
como si fuese una niña,
¡Allí estoy otra vez!.
-exclamo emocionada-
mientras admiro en el fluído,
mi rostro empequeñecido,
por el dulce sabor,
de mi inocente infancia.
Autora: SashaBartel