(lo que no se quiere mirar)
Opulenta ciudad,
exhuberante,
Llena de escaparates,
rebosante,
plagada de todo aquello,
fugaz,
que mueve voluntades,
incapaz.
Se refleja en tus charcos,
turbia,
esa otra realidad,
oscuridad,
que se ve en esos nuevos rostros,
mendicidad,
tan llena de esa cara oculta,
complicidad.
No aparecen en las guías turísticas,
“señores”,
Los nuevos pobres,
entre contenedores,
rebuscando lo que otros tiran,
les sobra,
de tanta ambición, hartazgo,
desmedido,
lo que a unos no satisface,
desaprovechado,
ropas, alimentos o utensilios,
desperdicios,
a otros visten y contentan,
mendigos,
incluso alimentan sus cuerpos,
hambrientos.
¿De qué sirven, rótulos,
tantos colores,
que ocultan la otra cara,
de la moneda,
de esa ciudad tan opulenta,
aparenta,
lo que no es cierto, aunque gravado
en letra de imprenta?
Cuando se juega con las
monedas
y sólo se muestras de ellas
una cara,
ten por cierto que en eso hay
trampa,
si sólo hay una,
la misma,
en las dos caras.