Amo a los pajarillos, que cada mañana, con su jolgorio de cánticos, me ofrendan, en la soledad de mi covacha, su delicioso concierto.
Es una vivencia única matinal el canto múltiple de los pajarillos que me despiertan.
Coro de ángeles.
Concierto parecido al que despertaba a Juan Ramón Jiménez, que confundía con el griterío de niños.
Los he visto alimentándose con el arroz que les sirvo y el agua que coloco en un recipiente para que sacien su sed.
Pero cuando perciben mi presencia huyen velozmente.
Y siento tristeza.
Mi alma y mi corazón se trastornan al verlos huir.
Pero controlo mi espíritu sufriente porque sé que volverán en la mañana siguiente.
Y me despertarán con su jolgorio.
Y se nutrirán otra vez.
Y saciarán su sed con un sorbo de agua.
Y construirán sus nidos en cualquier rama del limonero.
Y se multiplicarán.
¡Qué maravilla, amada, disfrutar del gratuito y exacto concierto de los pajarillos!