Eres el atajo que beneficia,
pero se delata por su olor
de involuntario y pocas ganas.
Facilitas las cosas,
sin garantía, ni corazonadas.
Te escapas de las guerras,
de los problemas, de mi,
solo tu estas allí,
cuando se desnuda la lógica.
Si estuvieras en mi,
al escribir estas palabras,
no llorarían mis ojo, mi cara,
quizá dejaría de escribir,
pero el pensar no basta.
Reina de pueblos humildes,
eres la esencia de conciliarse
recurriendo a las charlas.
Hoy abandono mis letras en ti,
envidiada y astuta simpleza,
por usarte en los conflictos,
como en un maso cortado,
siendo en mi mano, el ultimo comodín.
Simpleza, aturdes al inteligente,
y a aquel que al intentar no te percibe,
cuando logra acertar, logra reconocerte.
Habitas en el gran conocimiento,
seductora del deseo del ignorante.
Te encuentras entre el músico
y su fiel instrumento.
Simpleza de un acorde,
por mas difícil que sea,
tu lo tocaras conmigo,
si yo logro entenderlo.
Divina o dejada simpleza,
tu seras la cara de una moneda,
que del otro lado a la seca,
se estampa el complicado.
Sabia en lo positivo y urgente.
Vagabunda, crota, desprolija.
Gracias por dominar los momentos
que al vivirlos me entusiasmo
por haberme acompañado
ahorrando mi tiempo y trabajo.