Enrico Sanguinetti

Confesiones de una hija


En mis horas de vigilia
tu cuerpo leve, de brillo tácito
y resplandeciente luz
se sienta a mi lado (como siempre)
feliz, misterioso, de brazos abiertos
quizás como Dios ha de verte

Se donde estás y en que lugar
puedo recordarte sin que me duela
Se seguir tu camino y donde
reconocer tu huella, porque entre tú y yo
se levantan sueños implicados, virtudes cardinales
recuerdos desesperados por tenerte

Esta noche, cómo todas,
elevaré una plegaria en tu memoria
para que cada mañana pueda reconstruir
la música de tus días, los díalogos de aquel tiempo
y que la ausencia ... no sea ausencia
sino la luz que me guía