Armando Sosa Bocanegra
Piedad
Postrado ante el santo altaral Santísimo vengo a suplicarque me escuche por piedad y entre lágrimas le empiezo a confesarcómo es que entraste en mi viday con ello, cambié una oraciónpor una muy extraña condición que me hacía desearte sin medida. Que te entregué todo mi ser,siendo tú esa sublime mujer sin máculacon la inmensa plenitud de los amoresy aún más hermosa que un mundo de flores. En medio de mis oracionesle pedía con toda insistencia a mi Diosque pudiera olvidarte,que si no era posible juntos estar los dosdejara de amarte. Aunque en ti veía la gentil naturalezadeslumbrando en tus ojos,y la más excelsa bellezaque emana en tus sonrojos, así como aquella cabellera, más clara que la verdad,que resplandece como estrella ante la majestuosa divinidad. Me besabas mucho,con un beso lleno de los más hermosos saboresque emiten la plenitud de los amores.Tu cariño fue inquieto tan vivo como una ardiente cariciaque de sus manos emitía la deliciade un enorme cariño hacia otro corpiño. Y ahora, postrado ante el altar,agobiado, no puedo dejar de llorar,tan solo tengo una declaración que es mi última decisión,tan solo te pido que perdonesa este levita sin condición,pues la amo.