Por toda la tierra
Famélico iracundo
por las calles va
pidiéndole al mundo
un trozo de pan.
Se siente inoportuno,
con poco decoro
y recibe el pan duro,
cual si fuera oro.
Triste mendigo
Dios te mantiene salvo
porque hoy estás vivo
de puro milagro.
Pobre pordiosero,
hombre sin futuro,
no es tan pasajero
tu inestable rumbo.
Miradas que imploran
pidiendo moneda;
que sufren y lloran
por toda la tierra.
Grande es tu carencia
y grande tu tristeza;
¡Qué gran insolvencia
tiene este planeta!
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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