Pues sí, nada original querida; pero me gustas,
te quiero, te extraño y quién sabe hasta cuándo.
Nadie te atraviesa los párpados y la lengua como yo, y nadie lo hará;
no es que presuma de adivinarte y abrazarte cuando te pones a ver el cielo,
es sólo que no quiero quedarme sin tí.
Ojalá pueda rasgarte el hueso y pegarme a tu costilla,
beberte a a sorbos el pensamiento y darte dolores de cabeza cuando me calle y no diga nada.
Te amo... Peligrosamente te vengo amando con los hilos de mi vida querida. Si te me sueltas no sé... Te estoy amando, amárrame.