El mar viene a morir en la playa
con lágrimas suaves y acompasadas,
como el susurro que es el llanto de una joven, cansada
de buscar en el horizonte el pecho del amado
donde estar, en silencio, recostada.
Son brillantes y tiernas sus lágrimas
acompañadas de esa juguetona y tramposa espuma
que son los suspiros entrecortados de su alma
que se deja acariciar los piés, en la playa.
Sentada sobre la arena,
brillante al sol como una lluvia de estrellas
apoya su rostro sobre sus rodillas
abrazando con fuerza sus piernas…
¡Llora, oh mar!
con esas que son tus olas,
que ya derramarán mis ojos las lágrimas del alma,
a solas.