¿Que tendrá una mirada embelesada y preciosa?
Para que haga que me transporte y me pierda Entrando en ella, para impregnarme, de su esencia
Y desear tenerla entre mis brazos y quererla…
¿Pero que pensara ella, entenderá mí manera de mirarla?
Eso es el misterio del placer y el deseo por la mujer
Ya que no hay nada que supere la sensualidad, de su mirada
Yo me embriago y me adentro, en su enjugado, placer…
Eso es lo que siento miles de veces, son piropos que están hay
Que pasean por nuestro adentro, haciendo que nos abrasemos
Con pensamientos impuros, pero por otra parte es lo que hay
Y nada supera el deseo y el placer cuando nos embriagamos…
Y de pronto tenemos ante nosotros, la hermosura de una zagala
Libre y preciosa, que cuando te mira al pasar por nuestro lado,
El cuerpo se estremece y yo, al menos pienso Dios mío, quien la besara
Rozar la miel de sus labios mirándola, eso es el paraíso condenado…
Ya que está, en la cárcel de su libertad y su mundo es el deseo perdido
Yo me pierdo en esos pensares y me atormento aunque sea un pecado
Pero la belleza de la mujer cuando supera, las barreras del deseo endulzado;
Me hace hasta daño, pues mueren mis deseos en su elixir sin probarlo…
¡Pero en sueños si son mías sus preciosa miradas y todos sus encantos!
Son reinas sin corona, son musas con lo mejor de sus placeres y ternuras
Sensuales miradas y andares que hacen, que tiemblen los cimientos del alma
Acelerando el corazón y los biorritmos del placer, de todas nuestras fibras.
¡Estos son los piropos, que suspiran por mi interior, cuando me cruzo por la calle con una musa, llena de belleza y amor!
Modesto Ruiz Martínez / 26/11/2009