Hugo Emilio Ocanto

Te pido perdón ( Monólogo teatral) - Grabado

(Abre telón. Actriz arrodillada,

con las manos sobre su rostro, llorando.

Actor, botella de bebida en mano, vacía)

Deja ya de llorar. Ustedes las mujeres siempre

lloran por pequeñas situaciones. Por cualquier motivo.

A veces pienso que tus lágrimas no son reales.

Finges llorar. ¿te crees estás en el teatro

representando un personaje?

Levántate, pareces una pordiosera

pidiendo limosna. Te veo como si no

tuvieses piernas. Levántate, siéntate,

y deja de llorar por nada.

Si estás ebria, ve y lávate la cara.

Pareces una payasa con ese rostro...

desmaquillado.

Escúchame, lágrimas de cocodrilo,

la próxima vez que me robes el poco

alcohol que me queda, va a ser la primera

vez que he de darte tal tremenda cachetada,

que te hincharé la cara.

Trata de no contradecirme,

no pronuncies una sola palabra más.

Me has tratado de borracho

¿y tú qué eres? ¿quién contagió a quién

de esta maldita adicción que ambos tenemos

a esta mierda de alcohol?

Fracasado... también me has dicho que soy

un fracasado... ¿ y tú qué eres?

¡La fulgurante estrella luminosa opacada!

La señora del espectáculo...

¿cuánto tiempo hace que has desaparecido de escena? 

Ah!... hablas... sabes hablar...

es cierto... te pedí  no lo hicieras...

Tengo un tremendo dolor de cabeza...

¿decías?...¡Claro que sí, los dos estamos

en la misma situación!...

Alcoholizados y pateados por productores y directores.

¡Dos años ya!... y cada vez estamos peor...

sin trabajo, sin actuar... y nuestra

cuenta bancaria se ha quedado con

solo unos miserables pesos...

Aquella última noche que representábamos

la obra, habíamos bebido de más...

y así nos salió el final...

con cualquier cantidad de olvido de texto,

y fue evidente para el público;

tampoco pudimos salvar la escena,

improvisando, porque teníamos en nuestras tripas,

cualquier cantidad de alcohol...

y esa noche, fue nuestro derrumbe...

la catástrofe para nuestra continuidad 

en un escenario.

No fue la única noche, nos dijeron...

y tenían razón... ya éramos alcohólicos...

y no hemos escarmentado... continuamos bebiendo...

¿para qué lo hacemos, para olvidar un pasado

artístico que ya no tenemos?

Si no continuamos, ha sido porque somos

unos inconscientes e irresponsables...

seguimos siendo unos fracasados,

unos amargados ebrios que no abandonamos

el vicio del alcohol, que está matando

nuestra salud... y nuestro cerebro...

mira esta botella, vacía... nos hemos quedado

sin una gota...

¡estúpidos borrachos!...

Tú no has hecho nada para que yo deje este vicio,

ni yo tampoco. Nos aceptamos tal cual estamos.

Ya es tarde, ¿verdad? ¿ya nada podemos hacer

para reparar esta interminable ausencia 

sobre un escenario?

¿No extrañas, no desearías volver...

a ser lo que fuiste?...

No me mires así, con ese rostro

de mamarracho. ¡Dos ebrios es lo que somos!...

dos seres que todo lo teníamos...

y que todo lo hemos perdido...

por esta maldita adicción...

(Le da una patada a la botella vacía)

Nos han sugerido tratarnos,

y ninguno de los dos ha aceptado...

¡Qué ignorantes hemos sido!...

Tú has intentado suicidarte, sin lograr la muerte...

Yo traté de envenenar mis tripas,

y me salvaron...

¡Mejor hubiese sido me muriese!...

El destino ha querido siguiésemos viviendo los dos...

aún permanecemos juntos... sin alegrías,

sin esplendor...¡cansados ya de la vida!...

pero somos culpables... en realidad,

el más culpable de esto, soy yo...

que te induje a la bebida, cuando tú solo tomabas

agua, soy un maldito desgraciado...

he arruinado mi vida, y también la tuya...

esto... esto tiene que acabar... terminar

con esta angustia... con este fracaso...

el que también te hice tener a ti...

¿Recuerdas aquella escena cuando el

personaje llegaba a su casa, cantándole

hermosas palabras de amor a su amada?...

Esa fue una escena teatral...

En la vida real, nunca te he cantado...

hemos pasado momentos de gloria...

y yo la he hecho desaparecer...

Se me parte la cabeza de dolor...

Me voy a dormir... no tengo sueño,

pero tengo las piernas que no me dan más

para estar parado...

Quiero...(Se arrodilla delante de su esposa)

parecer un hombre sin piernas...

tengo muchos deseos de llorar...

Cuando te dije lágrimas de cocodrilo,

te mentí... sabía que tu llanto era real.

He sido muy injusto contigo...

Aquí, arrodillado, te pido que  tratemos

de curarnos, tal vez... podamos regresar

al teatro, al éxito... el público nos quería...

Si volviésemos sanos, seguro han de recibirnos...

quizás podamos volver a escuchar sus aplausos...

a mostrar nuevamente nuestro talento...

¿Me permites darte un beso?

(Ella asiente. La besa, en los labios)

Perdón, te pido perdón...

Cierra telón.

Todos los derechos reservados del autor ( Hugo Emilio Ocanto - 22/04/2013)