Al borde de la ruta
un transeúnte
pide que lo lleven
no sabe exactamente
adonde.
No es el punto,
no interesa,
quiere dejar
atrás tanta
melancolía.
Tanta pena.
Su corazón
está hecho
pedazos.
Y son tantos
los pedacitos
que con ellos
podría hacer
un mural
y pintar
una calle
entera.
Sin embargo
como es un
conocedor de
campo.
Su miedo a la
ciudad le puede
más...
Pasa un auto,
pasan dos, y
el camión lechero
le hace un guiño.
Mas el transeúnte
se queda con una
mano en el bolsillo
y otro en la cartera
esta vacía,
no tiene dinero
suficiente...
¿Adónde iría?
Prefiere volver
a casa aunque
poco tiene
ni nadie
lo espera...