LETANÍA DE LA TIERRA
¡Ay! ¿Qué me está pasando? No he cambiado mi andar ni mi trayecto,
pero hoy, recibo más calor que antaño.
Siento que me invaden, me roban, me ensucian y arañan mi faz y mis entrañas.
Escucho ruidos, voces, y el crujir de los árboles del bosque.
Me llega el llanto de sus hombres, aves y animales que pierden su hábitat y su sustento.
¡Ay! ¿Qué me está pasando? He visto oscurecer mi atmósfera,
y escucho que mi agua bienhechora se transforma en agua que lastima.
Desaparecen mis hielos y sus osos, las selvas, sus plantas y animales.
¡Ay! ¡Qué sola estoy quedando! ¡Basta de chatarra a mis aguas! ni venenos a los suelos, y al aire.
¡Hombre! A vos te imploro. No! no te imploro, ¡te exijo! ¡No me hieras más!
No quiero ser tu enemiga. Lo mío te pertenece. ¡Cuídame! ¡Administra mis recursos!
¡Detente! No quiero envenenar tus hijos con mi atmósfera contaminada.
¡Déjame el oro negro, y toma del sol, el viento y las mareas la energía!
Me estremezco al escuchar: ¡Polución! ¡Inundación! ¡Desforestación!
Siento el horror de Chernobyl, de Katrina, el llanto de su gente y tantas, tantas muertes.
¡No quiero recordar más! He contemplado tanto sufrimiento… ¡Detente!
¡No causes más hambrunas, ni hagas que mi atmósfera se caliente! ¡Aún es tiempo!
Aún es tiempo… ¡Hombre! No me condenes a la soledad, no me quites el verde de los árboles,
ni de los animales que te acompañan. ¡Hombre, no me prives de tu presencia!
¡Hombre! No me quites el verde y el azul que me distinguen. ¡Reflexiona!
Luego enfoca tu mirada: mírame, y verás que aún soy bella.